El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente nos ha facilitado el dicurso que ofreció el ministro Miguel Arias Cañete durante la presentación oficial de la Cátedra Externa de Bienestar Animal y después de haber sido nombrado Colegiado de Honor del Colegio de Veterinarios de la Provincia de Cádiz. 

Rector de la Universidad de Cádiz, Presidente del Consejo General de Veterinarios de España, Presidentes de los Colegios de Veterinarios de Cádiz y de Andalucía, Director de la Cátedra Externa de Bienestar Animal, Sras. y Sres.:

Sean mis primeras palabras para agradecer el honor que se me ha concedido.

Y que no es tanto fruto de mis merecimientos, como una prueba de vuestro afecto hacia quien se siente gaditano de adopción y vinculado a esta provincia, y a los problemas de su agricultura y su ganadería, desde hace muchos años.

Una provincia en la que, además, el nexo entre el Colegio Oficial de Veterinarios, ya centenario, y el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, se remonta en la historia.

Vuestra profesión, de la que por, diversas razones, me siento partícipe desde tiempo atrás -y ahora más, con este nombramiento-, lleva más de 250 años al servicio de la salud de los ciudadanos, a través del cuidado de la salud de los animales. Hygia pecoris, salus populi, reza vuestro lema.

En el momento presente, los veterinarios no sólo sois reputados expertos en la explotación de los animales y garantes de su salud, con fines económicos, sino que también ejercéis como cuidadores de los animales de compañía, de gran importancia en nuestra sociedad, crecientemente urbana.

Y veláis, además, por el cumplimiento de los estándares de bienestar animal, como profesionales que deben liderar el impulso de mejora de la protección de los animales.

Por vuestra empatía hacia los animales, por ser especialistas en la relación entre los animales y el ser humano, y por vuestra visión global, comprensiva tanto de los aspectos productivos como sociales, estáis especialmente preparados para hacer llegar los problemas del mundo rural al conjunto de la sociedad.

De ahí la necesidad de que los veterinarios, en particular, pero también todos los profesionales que de alguna manera participan en el diseño y la aplicación de las políticas relacionadas con la cría y el cuidado animal, estén adecuadamente preparados en todos los ámbitos que la sociedad actual demanda.

En este sentido, mi gratitud también, por invitarme a la presentación de la Cátedra Externa de Bienestar Animal de la Universidad de Cádiz, a la que auguro un brillante porvenir.

Y es que no cabe duda de que la sociedad europea demanda la toma en consideración de aspectos éticos, jurídicos y sociales de la cría de los animales de abasto, así como en los animales de experimentación y los de compañía.

La ciudadanía está crecientemente preocupada por el bienestar de los animales, y muchos llegan a aplicar este criterio en su consumo de bienes, servicios y opciones políticas.

Los estudios disponibles reflejan la preocupación de los consumidores por la mejora en el bienestar de los animales empleados para la producción de alimentos, peletería y marroquinería, medicamentos y productos sanitarios.

En paralelo, se refuerza la inquietud por los animales de espectáculos y zoológicos, y por el comercio ilegal de especies silvestres, en peligro de extinción.

Destaca también la incipiente conciencia por los animales de compañía, sean de especies habituales o más novedosas, y el reclamo a las autoridades de su protección.

Atendiendo a estas inquietudes, la normativa y, con ello, las autoridades públicas, hemos avanzado en las últimas décadas en este ámbito.

Y es que la Unión Europea en su conjunto, y España en particular, tienen un compromiso con la defensa del bienestar animal.

Ese compromiso se materializa en la propia "Constitución Europea", el Tratado de Lisboa, que otorga un estatus jurídico especial a la protección de los animales, que ha cristalizado en normas de diverso rango. Y en nuestro caso, en la Constitución Española.
En el desarrollo de estos mandatos, las Administraciones hemos legislado a favor del cuidado animal, en los distintos ámbitos y de acuerdo con nuestras competencias.

En el terreno concreto del Ministerio que dirijo, la Ley 32/2007, establece normas básicas sobre el cuidado de los animales en su explotación, transporte, experimentación y su sacrificio.

Gracias a este esfuerzo legislativo, en Europa hemos avanzado para aunar la producción ganadera con el respeto por las demandas sociales de nuestros ciudadanos, en un modelo productivo que, en términos de bienestar animal, es el más ambicioso del mundo.
Sin embargo, actualmente se enfrenta a un importante reto, que algunos denominan la "paradoja del modelo europeo". Ya que los altísimos niveles que nos hemos impuesto pueden llegar a poner en peligro la supervivencia del propio modelo en esta "aldea global", con cada vez menos barreras entre unos continentes y otros.

Por eso, el desafío, en el caso del bienestar animal, supone poner en valor este rasgo distintivo de nuestra producción en la cadena de producción y comercialización de los alimentos. De forma que los ganaderos vean compensado su esfuerzo por satisfacer estas demandas de carácter ético, a través de la obtención de precios razonables por sus productos.

Y de igual manera, es muy importante conseguir la reciprocidad de nuestros socios comerciales en todo el planeta, para que nuestros productores no se tengan que enfrentar, en desventaja desde el punto de vista productivo y económico, a una competencia globalizada.

De ahí que resulte imprescindible alcanzar un equilibrio entre los compromisos éticos que la sociedad europea ha asumido voluntariamente y la competitividad que nos exige la realidad económica.

Actualmente la Unión Europea se está replanteando algunas de las bases sobre las que se ha asentado hasta el bienestar animal.

Y así, de unos estándares normativos basados en determinados requisitos de las instalaciones o del manejo, se pretende pasar al establecimiento de unos indicadores de bienestar animal basados en los propios animales.

Esta modificación de criterios supone un cambio muy importante en este ámbito y va a requerir un ingente esfuerzo de formación de los ganaderos y de información de los ciudadanos. Con este fin se ha previsto la creación de una red de centros nacionales de bienestar animal.
Y Cátedras como la que aquí habéis creado pueden y deben jugar un importante papel frente a estos nuevos retos.

La Cátedra externa de Bienestar Animal de la Universidad de Cádiz es una iniciativa inteligente y muy acertada, que nace del interés del mundo académico por un ámbito jurídico, pero también relacionado con la ética colectiva.

El Colegio de Veterinarios de Cádiz, consciente de la protección deontológica que debe salvaguardar, y la Universidad de Cádiz, atenta a las nuevas regulaciones, han creado esta Cátedra para unir el mundo jurídico y el veterinario, en el ámbito común de la protección de los animales.
La figura elegida para dirigirla no podía ser otra que la del Doctor Jose María Pérez Monguió, que aúna conocimientos jurídicos y veterinarios, y que está vinculado al Colegio Oficial de Veterinarios desde hace años, poniendo la utilidad y valía de sus conocimientos al servicio del cuidado de los animales de la provincia.

En definitiva, son muchas las razones que me mueven a terminar felicitando a ambas instituciones por su iniciativa, y agradeciendo vivamente la distinción que me habéis otorgado. Tened la seguridad de que haré cuanto esté en mi mano por ser digno de ella. Muchas gracias.